Esto ni es un blog ni es nada.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Vanidad, vanidad...

Supe de la camisetas de Last Exit to Nowhere gracias al Agente Smith o al Camarada Bakunin, no lo tengo claro. En cualquier caso me decidí a hacer un pedido: dos para regalar y una para mi.
He estrenado hoy la mía. Aprovechando que el médico me permite pequeños paseos me he acercado al colegio de mi hija mayor.
Nadie pareció captar la ácida ironía que escondía mi presencia en un colegio con esa camiseta de 'Brodsky & Branom LUDOVICO TECHNIQUE'.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Convalecencia

Hace algo más de un mes tuve un accidente de coche. Según dice el informe de la Guardia Civil, una señora sufrió un desvanecimiento y siguió recta en una curva, con la mala suerte de estar pasando yo por allí en ese preciso instante. Como resultado, ella no llegó a despertarse de su desvanecimiento, y sus acompañantes (hermana e hija) sufrieron heridas graves que las mantuvieron cierto tiempo en el hospital. Por mi parte salí bastante bien librado, no tuve que ingresar en ningún hospital aunque tras un mes de práctica inmovilidad ahora me toca otro mes de reposo.

Aun teniendo familia alrededor, dos meses de reposo se hacen largos. Al menos ya me han dado permiso para dar pequeños paseos, así es más llevadero. Estar conectado al mundo mediante el ordenador también me ha ayudado a no sentirme prisionero. Estoy al tanto de lo que pasa, tanto en general como a mis amigos y familia. En cambio, he leído menos libros o visto menos películas de lo que esperaba.

Dentro de esta atonía, me resultó muy de agradecer el blog Lecturas Recomicdadas, ya que gracias a ellos (aun a través del ordenador) he disfrutado de lo que me han parecido grandes obras. De lo leído estos días destacaré ‘Los combates cotidianos’, la serie completa de ‘Preacher’, ‘Saigón-Hanoi’ y ‘El viaje a Italia’. Alguno de superhéroes fue leído también, recordando viejos tiempos y constatando que ‘Secret Wars’ en contra de lo que me pareció a los 12 años es un truño. Mejor las ‘Crisis en Tierras Infinitas’ de DC, aunque no sé por qué, cuando empecé a leer cómic los de la DC que cayeron en mis manos siempre me parecieron algo rancios (con la excepción en su momento de ‘Batman, el Señor de la Noche’) y las ‘Crisis’ me seguían teniendo por momentos ese regusto. En cualquier caso constato que un buen cómic me deja tan buen sabor de boca como un buen libro.

De todos modos, algún libro ‘cayó’ también; hacía tiempo que le tenía ganas al ‘Memorial del Convento’, desde que hace años había comenzado a leerlo en portugués y lo había dejado sin terminar. La novela comienza y avanza como el repiqueteo de un cincel sobre un gran bloque de piedra; o te metes en ella o resulta sencillo perderse en los arabescos que está tallando ese cincel en vez de seguir las tres tramas poderosas que se entrecruzan: una historia de amor y fidelidad, una historia de poder y vanidad, una historia de voluntad y locura. En los momentos en que amaina el cincel se escucha la música de Scarlatti.



Vista la obra en perspectiva cada adorno cobra sentido y aporta intensidad, dramatismo o humor a las tramas principales. Me quedo con la impresión de haber leído (junto con ‘El Evangelio según Jesucristo’) lo mejor de un Saramago que en otras obras no me ha convencido.

El siguiente libro fue un regalo comprado expresamente para entretenerme. Aunque le tengo el mayor de los aprecios a quien me lo regaló, he de decir que ‘La soledad de los número primos’ me pareció una novela torpe. Sus personajes ‘extremos’ no consiguieron hacérseme creíbles (ya desde la insostenible historia del trauma del chico) a pesar de que probablemente todos los días se vea gente parecida por la calle. Tiene sus aciertos, como por ejemplo el final; una lástima que la contraportada ya te cuente la novela entera.

Completamente distinta a pesar de ser otra ópera prima es la novelita corta ‘Reencuentro’, de Fred Uhlman. Ambientada en la Alemania de los primeros años de Hitler, nos ofrece una visión diferente, en cierto modo complementaria, acerca de los motivos del triunfo del nazismo. Desde la óptica de un sensible adolescente de clase alta absolutamente alemán y circunstancialmente judío, vemos otra faceta de esa ‘enajenación transitoria’, increíble para muchos de los propios alemanes. Un final sereno, sobrio, cierra el relato dejando para el lector la valoración del sentido que encierra el título.

Por último me he metido con ‘Tristram Shandy’, aunque he caído en la trampa de las notas al margen y avanzo con lentitud, leyendo tan solo uno o dos capítulos cada día antes de dormir. ¡Como siga así tengo lectura para meses!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Un clásico



Realmente feliz.

Los dentistas sufrimos serias carencias imaginativas. Todos los días pasan por nuestras manos personas acongojadas que saben que vienen a sufrir. Imposible la empatía, imposible compartir su dolor. Cerramos voluntariamente nuestra imaginación para salvaguardar nuestra cordura.
Pero acarrea consecuencias. A mi, por ejemplo, me resulta extremadamente difícil imaginar algún tema interesante sobre el que escribir. Así husmeo por blogs ajenos, y de vez en cuando salta la chispa. Como hoy leyendo este post en La Realidad Estupefaciente. Claro, y voy y meto una 'respuesta tamaño post' para tratar de robarle algo de protagonismo a quien realmente tuvo la idea.
¡Cómo somos los dentistas!

martes, 8 de septiembre de 2009

¿El décimo dentista?

Nueve de cada diez dentistas recomiendan lavarse los dientes al menos tres veces al día. Por nuestro bien, por nuestra salud bucodental.
¿Y el décimo dentista qué recomienda? El décimo dentista nos susurra al oído que después de comer lo que apetece es una siesta. El décimo dentista sabe que la falta de higiene bucal es el pan de sus hijos. Y el de los hijos de los demás dentistas. En realidad todos los dentistas lo saben, todos lo piensan excepto tal vez los que sólamente trabajan para los servicios públicos de salud, los únicos auténticamente sinceros en este sórdido asunto ya que cobrarán igual atendiendo a dos o a doscientas bocas purulentas.
El décimo dentista probablemente mienta, pero sólo para defender sus intereses.

Actualización: vale, lo que presuntamente recomendaban los dentistas era un chicle, pero no dejemos que la realidad nos descuadre una historia. Aunque sea una historia mediocre.